En
la ciudad alguien ha puesto una escoba parada, vestida y ceñida con el traje de
mujer. Hay quien ha dicho: ¡Que bella se
le ve! Otro ha venido y ha comentado: ¡Que
distinguida cabellera! ¡Que porte! ¡Que altura, que fino parecer! Otras voces
comentaron, no ha de ser de esta región, su presencia es coqueta, sus caderas
discretas.
¿Quién
la podría reconocer? Cada día muchos se paraban delante, sus pechos se llenaban
de suspiros y sus barrigas tronaban, sus ojos se fascinaban, y algunos sus manos
y sus pasiones temblaban. Y la ciudad y los pueblos aledaños tejían historias,
cuento y relatos, pocos se llegaban a dar cuenta que no tenía zapatos. ¡Que
fino los tobillos! ¡Que ropa encendida! y estas eran las voces por las mañanas,
pero llegada la tarde, casi la noche y otros decían: ¡Que voluptuosa! ¡Que
sensual! , “mira como me ha visto, solo tiene ojos para mí, y otros pensaban, ”se
me esta insinuando, quiere algo conmigo”.
Y
ella, la escoba vestida con traje de ayer, ni ojos ni boca tenía, nunca jamás ha suspirado, no latía
su corazón porque no lo tiene, pero las voces que cada día están más alocadas,
sueñan con ella. “En su lecho, en mi
lecho, ella es mía y ha sido mía por siempre, ¡Que mujer! ¡Qué pasión! ¡Que
fulgor! ¡Que fuego! ¡Que locura! ¡Qué amor!
¿Cuál
es la respuesta?
Si tienes la respuesta escribanos para ver si acertaste:
e-mail: mystichealingart@yahoo.com
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